En la Barcelona efervescente de los años 60, cuatro buenos amigos (el arquitecto Alfonso Milá, el fotógrafo Leopoldo Pomés y sus respectivas mujeres, Cecilia Santo Domingo y Karin Leiz), soñaron con un nuevo concepto de restaurante.
Los arquitectos Alfonso Milá y Federico Correa se encargaron del interiorismo, Karin y Cecilia elaboraron la carta y Leopoldo creó la icónica imagen del local.
En la actualidad, el Flash sigue siendo un lugar de referencia y punto de encuentro que abarca diversas generaciones y atrae a todo tipo de gente inquieta, tanto de la ciudad como de fuera.
En el Flash Flash puede disfrutarse de una carta con más de 40 tortillas, hamburguesas, ensaladas, platos del día o postres caseros, todo con los mejores ingredientes y producto de temporada.

El diseño pop y sesentero del Flash se ha convertido en parte de la imagen de la ciudad. Creado por los socios y arquitectos Federico Correa y Alfonso Milá en un blanco pulcro y minimalista con ligeros toques de rojo. Las fotos de las paredes se las hizo Leopoldo Pomés a Karin Leiz (modelo y estilista) y se han convertido en un símbolo del restaurante y de una época.

El impacto de modernidad sigue intacto cinco décadas después sin apenas modificaciones. Tan solo alguna ligera actualización, incorporando en 2014 una nueva barra de ensaladas diseñada por el estudio de arquitectura Llamazares Pomés y una pequeña modificación en la iluminación, añadiendo lámparas rojas M68 de Miguel Milá.
Al igual que su primo hermano, Il Giardinetto, que se encuentra al otro lado de la calle y que también fue creado por el tándem Pomés-Leiz junto a los arquitectos Correa y Milá, el Flash Flash es un clásico de la arquitectura y de diseño de Barcelona que sigue conservando intacta su capacidad de sorpresa y fascinación.
