Miguel Milá, padre del diseño moderno en España, homenajeado en Barcelona con la mayor exposición retrospectiva dedicada a un diseñador industrial español.
Desde Localcuatro tuvimos el placer de contribuir como agencia de prensa para la familia Milá, ayudando en la difusión de la muestra entre la prensa nacional e internacional.
La exposición Miguel Milá. Diseñador (pre)industrial, inaugurada el 18 de junio y que acoge el Disseny Hub de Barcelona hasta el próximo 28 de septiembre, marca el apogeo de la carrera excepcional de esta figura pionera en la creación y desarrollo del diseño en España. Reconocido internacionalmente con el Compasso d’Oro en 2008, entre otras muchas distinciones, su trayectoria se inicia en realidad en los años 50 del siglo XX, con piezas icónicas tanto para el entorno doméstico – ej. lámparas TMM o Cesta-, como para el urbano – ej. banco NeoRomántico-.
La exposición entrelaza trayectoria personal y creaciones de Miguel Milá (Barcelona, 1931-2024) a través de ocho salas del Museo del Diseño de Barcelona (Disseny Hub Barcelona) -ubicado en un edificio obra de MBM Arquitectes- que albergan más de 350 piezas, desde prototipos hasta sus obras más recientes, planos y dibujos originales.
Desde los inicios de los años 60 sus diseños han sido una constante en los hogares españoles, especialmente en Barcelona, ciudad motor de modernidad.En la actualidad muchos de sus diseños continúan siendo iconos contemporáneos y su comercialización ha ido in crescendo, alcanzando ahora récords de ventas en las distintas empresas para las que trabajó a lo largo de su extensísima carrera. Por nombrar algunas: Santa & Cole, Urbidermis, Escofet, Expormim, Mobles114, Kettal, Kendo, DAE, Trenat o Isist Atelier.

La exposición ha sido comisariada por la gestora cultural de diseño Claudia Oliva y por Gonzalo Milà, hijo de Miguel Milá y también diseñador industrial. Ambos comisarios afirman que no solo se expondrá la mayor cantidad de piezas, sino que “se las acompañará de una voz muy personal acerca de quién era Miguel Milá”. La idea es “hilar el recorrido a su vida y obra” con piezas, pero también con dibujos e imágenes de sus inicios, y sobre todo “reivindicar su influencia en la historia del diseño moderno”.
Miguel Milá mantuvo una búsqueda constante de la simplicidad, erigiendo su obra sobre la tríada fundamental de función, ingenio y tecnología, creando diseños atemporales. Su enfoque se basó en la economía de recursos y el rechazo a la ostentación y el despilfarro. “Trabajando trato de mejorar la vida del usuario. Intento simplificarla. Pero también busco acompañarla, embellecerla”, afirmaba. Cada pieza, aparentemente sencilla en su imagen, alberga una riqueza de ingeniosos recursos que revelan la profundidad de su pensamiento creativo.
“Miguel ha sido capaz de proyectar en sus piezas una empatía hacia al usuario que las convierte en cercanas, y esto es un rasgo muy singular de su trabajo”, explica Claudia Oliva. Además, la estética no es algo buscado deliberadamente, sino un resultado genuino del proceso de depuración de formas. «En los buenos diseños se produce un punto de encuentro entre forma, diseño, material y economía que te indica que solo podría ser así», afirmaba hace años el propio Miguel Milá.
Entre sus archiconocidos diseños, que han traspasado fronteras hasta convertirse en iconos globales, hay piezas tales como: las lámpara TMM o la Cesta, ambas editadas por Santa & Cole, la silla Salvador, la mesa Altar, la lámpara Asa o los bancos urbanos como los NeoRomantico o Harpo para Urbidermis.
En el marco de esta gran exposición retrospectiva, se ha presentado el libro Miguel Milá: diseñador (pre) industrial editado por Gonzalo Milá, Claudia Oliva y La Fábrica. El libro destaca por incorporar tanto información sobre sus diseños como datos autobiográficos. Resulta un complemento a la narrativa de la exposición, ampliando su contenido: por ejemplo, con textos más desarrollados y documentación inédita.
Grandes figuras del diseño alaban su trabajo En la introducción del libro Miguel Mila: A Life in Design, editado por Apartamento, Jasper Morrison escribe un ensayo en forma de introducción llamado A homage to Cataloniadonde cuenta que ya conocía el trabajo de Miguel Milá pero que no fue hasta 2015 cuando tomó conciencia de la envergadura de su obra al visitar el espacio de Altres Coses (Other Things) de Marc Morro en Barcelona y descubrir la silla Salvador. “Milá conoce la receta de la naturalidad en los objetos desde que cogió un lápiz; el ingenio de esos detalles funcionales sólo lo consigue una mente curiosa y juguetona”. Justamente, el diseñador Marc Morro dice de Milá que tenía una serie de principios a modo de frases muy contundentes que repetía a lo largo de sus conversaciones. “Como los 10 Principios de Dieter Rams pero sin soberbia y condescendencia, más bien todo lo contrario. Y hablados, no escritos”, apunta. Una de las frases recordadas por Marc Morro es la de, ‘procura no hablar de ti mismo, muy poco de los demás y mucho de las cosas’.

Marco Sammicheli, director de diseño de la Triennale de Milán, afirma que “la historia de Milá está hecha de pequeñas conquistas, casi siempre alimentadas por la habilidad de transformar la observación de la realidad y su propia condición en una actividad, en un trabajo, en una solución”. Lo tilda de maestro absoluto del diseño español, cuya “cauta y sensata cultura de la artesanía más noble se transformó en un proyecto doméstico”. Y subraya: “a partir de la mitad del siglo pasado comenzó a moldear el diseño ibérico” en un país donde, hasta entonces, no había rastro de diseño industrial.
El tándem creativo de Miguel y Gonzalo Milá
Gonzalo Milá dice que haber crecido en un mundo diseñado por Miguel le permitió ver de cerca a alguien que vivía su oficio con pasión, tanto en casa como fuera. “De esa época, lo que más recuerdo, y lo que me inclinó a dedicarme a esta profesión fue, sin duda, el taller”. Le marcarían especialmente los momentos en que reparaban objetos o el modo en que su padre usaba y ordenaba de manera impecable las herramientas. “El cuidado de las cosas necesita tiempo y dedicación. Es un respeto hacia el objeto que se traduce después en un respeto propio y a los demás.”
Miguel no buscaba que un objeto fuese un «Ferrari» o un «Lamborghini». Su filosofía era simple y profunda: funcionalidad, comodidad y armonía (que luego llamó estética).
Gonzalo señala que la relación profesional que se forjó fue constante y profunda: “empecé a trabajar en su estudio a los 18 años; luego fundé el mío, pero nuestros caminos laborales se cruzaron en varias ocasiones.” De hecho, en los últimos 10 años de su carrera, cuando Miguel ya había dejado su estudio principal, Gonzalo le estuvo apoyando activamente en diversos proyectos. “Es una relación de trabajo forjada a lo largo de muchísimos años”. La colección de mobiliario urbano Harpo y de mobiliario exterior residencial Basic, para la editora Urbidermis o el aplique Amigo para Santa & Cole, la silla Gata para Expormim, la silla Constanza para Isist atelier o la lámpara Anda de Kettal son el resultado de esa co-autoría.
En la reivindicación de la figura de Miguel Milá se incluye el valor de la coherencia, de la ética, “de colocar al ser humano en el centro del discurso de diseño, ahora más que nunca”, añade Gonzalo. Y concluye: “Hay toda una generación nueva que quizas le conoce poco y merece la pena compartir la experiencia, la mirada… darle importancia a cosas que la merecen.”
Un recorrido expositivo que explora su vida y su legado
El recorrido expositivo inicia explorando la vida de Miguel Milá, un joven con dotes para el dibujo, criado en una familia burguesa en la época de la guerra civil española y postguerra. Desde 1950, durante sus años universitarios, trabajó como interiorista con los arquitectos Alfonso Milá (hermano) y Federico Correa, una asociación que marcó el inicio de su carrera en una época de transformación en la que todo estaba por diseñar.
Miguel Milá no solo ejerce el diseño como oficio, sino que lo eleva a la categoría de profesión a través de su compromiso con el taller. Este taller es un espacio sagrado donde la artesanía y la capacidad de experimentar en el diseño convergen para dar forma a creaciones excepcionales. Milá comprende que el taller es un lugar de producción dinámico, que se adapta y evoluciona según las demandas cambiantes del entorno y el momento.
Colaboró estrechamente con pequeñas industrias y talleres semiartesanales que aún trabajaban manualmente. «Mi defensa de la artesanía y del proceso artesanal no tiene otra finalidad que la de defender el deseo que el hombre tiene de participar en los procesos de las cosas», afirmaba Miguel Milá.
Para Miguel Milá, el espacio doméstico es un lienzo donde cada detalle es cuidadosamente considerado. Su filosofía es clara: «Diseñar es ver la vida con lupa». Este enfoque meticuloso se refleja en su profunda comprensión de cómo el diseño puede influir profundamente en los estilos de vida de las personas.
Al adentrarse en el diseño del espacio urbano, Miguel Milá abraza la confortabilidad y la amabilidad como criterios para poblar el espacio público. Nuevamente, su enfoque no se limita únicamente a la estética, sino que se sumerge en la importancia de crear entornos que promuevan el bienestar y se compromete en mejorar la calidad de vida en las ciudades. Miguel redefinió los estándares que existían hasta el momento en España.


